En el antiguo Arad, cuyas ruinas datan de antes del 600 AC, se ha encontrado en un santuario dos monolitos de piedra caliza que se cree que son altares donde se realizaban actos u ofrendas con marihuana. Se trataría de un altar judío con restos de marihuana como THC y CBD y otros terpenos.
El material oscuro no identificado pero bien conservado en sus superficies superiores se sometió a análisis de residuos orgánicos en dos laboratorios de Israel que utilizaron métodos similares de extracción.
En el altar más pequeño del antiguo Arad aparecieron residuos de cannabinoides.
Se detectó teterahidrocannabinol (THC), cannabidiol (CBD) y cannabinol (CBN), junto con una variedad de terpenos y terpenoides, lo que sugiere que se habían quemado inflorescencias de cannabis.
También se encontraron residuos orgánicos atribuidos al estiércol animal, lo que sugiere que la resina de cannabis se había mezclado con estiércol para permitir un calentamiento suave.
El altar más grande contenía un conjunto de triterpenos indicativos como el ácido boswélico y el norursatrieno, que se deriva del incienso.
La presencia adicional de grasa animal, en compuestos relacionados como testosterona, androsteno y colesterol, sugiere que la resina de cannabis se mezcló con ella para facilitar la evaporación.
Estos residuos bien conservados arrojan nueva luz sobre el uso de los altares de Arad y sobre las ofrendas de incienso en Judá durante la Edad del Hierro.
Es importante resaltar que Arad era una ruta comercial muy importante, por lo que en esta antigua ciudad confluían pueblos y culturas diferentes.